martes, febrero 22, 2011

Cof, cof


Pensé que ya la había librado. Y es que fui muy cuidadosa en las fiestas. El año nuevo guardé el vestido que había comprado para la ocasión y salí cual botarga con cada suéter que pude encontrar en el closet de mi madre (es que no iba preparada para una temperatura tan baja).

Cada noche dormí con calcetas, lo cual requirió de un gran esfuerzo y disciplina de mi parte y me tomé cada medicamento a la hora correspondiente.

Pero los últimos días el clima ha enloquecido. A veces pasamos un día al calor del desierto y despertamos al siguiente titiritando de frío.

Fue así como me regresó la tos. Pero al ser MI tos, no podría ser normal. Es una tos que me hace recordar al último paciente del Dr. House que terminó por expulsar un pedazo de pulmón por la boca.

Mi cerebro, al estar siempre lleno de música, se empieza a descomponer y desacomodar con tan violentos y constantes ataques “tosijosos”. Prácticamente puedo ver las notas musicales volando en todas direcciones para terminar clavadas al interior de mi cráneo.

Mi voz a cambiado, las ojeras de mi esposo se han vuelto más pronunciadas y hasta mi perro me mira con enfado cada vez que escucha el odioso y repetitivo sonido que emito.

Dos cucharadas de propóleo, un té de orégano y la que escribe se va a dormir, o por lo menos a intentarlo.

No hay comentarios: