jueves, julio 09, 2009

Una futbolera


¿Qué onda con la seleción? De verdad que nos hemos vuelto locos. La selección, que en algún momento fue orgullo de este país (aun cuando no ganaran) y que nos volvía patriotas por noventa minutos, hoy no es más que una telenovela de televisa a las 3 de la tarde.

Primero fue el futbolista que le dijo al periodista "Pero por eso yo juego en Europa y tú no sales de México". Después el ingrato futbolista que hoy en la mañana con voz de niño de 10 años al que la madre manda a hacer su tarea responsabilizaba a la falta de apoyo de los medios y de la afición del mal (por no decir el pésimo) desempeño de nuestra selección. ¿Acaso entre más porras les echemos más talentosos se vuelven?

Pero ahora si que fue el colmo y es que no había para donde voltear. La que escribe limita su consumo de soccer solo a los partidos de la selección que no la interrumpan de cualquier otra actividad ligeramente más interesante. Así que esta noche y sin nada más que hacer nos sentamos a ver el partido México vs Panamá. Tras la experiencia sentía la necesidad de pagar mi entrada pues el espectáculo era digno del teatro del pueblo.

Ya entrados en el segundo tiempo, con el marcador 1 a 1 y con la pelota perpetuamente a los pies de los panameños sucedió lo inexplicable. La pelota se salió del área de juego pero un panameño aferrado decidió seguir jugando aunque fuera por afuerita de la raya. El técnico de la selección mexicana a manera de aguja de entrada en un residencial subió su pierna cual Rockette impidiéndole la acelerada carrera al jugador. Este, obviamente enfurecido se regresa a reclamar con insultos y empujones. El árbitro expulsa al técnico mexicano y al jugador panameño. El técnico sale rápidamente y sin contratiempos pero el jugador, al querer abandonar la cancha y estando el estadio (de Houston) lleno de mexicanos fue despedido con una ráfaga de vasos de cerveza y botellas de plástico. El agredido jugador se regresó al centro de la cancha y montado en su macho decidió no moverse de ahí por casi 10 minutos.

Jugadores amigos y contrarios, equipo técnico y árbitros lo invitaban a retirarse para continuar con el partido pero el ofendido seguía negándose. Hasta que por fin lo convencieron y escoltado por nuestro valiente portero y 3 hombres de traje salió corriendo y cubierto como Luis Miguel huyendo de los paparazzi.
Minutos más tarde, otro panameño más encontró sus 15 minutos de fama. Tras una leve caída se tiró al suelo cual Marga López a lamentarse de su dolor. A este fue necesario sacarlo en camilla pero más le hubiera valido no hacer tanto "pancho" porque de nueva cuenta nuestra refinadísima y selecta afición le tiró con cuanto proyectil encontró cerca tumbándolo de la camilla y dándole en la cabeza dándole así un verdadero motivo para quejarse.

Este último suceso me recordaba las palabras de mi madre que ante mis injustificados berrinches me advertía "te voy a dar un buen motivo para que sigas llorando, veras". Como me hubiera gustado que el panameño encamillado tuviera una madre como la mía y que además estuviera presente en el partido para que se lo pusiera parejo.

Y así terminó el partido, empatado 1 a 1, con un técnico y un jugador menos, con casi 13 minutos de tiempo extra y con la lamentable conducta de técnicos, jugadores y afición.

La que escribe piensa que a falta de una buena telenovela quizá esta temporada vea el futbol.





1 comentario:

Anónimo dijo...

jajajajajajajajajajajjajajajajajajaja y más jajajajajajajajaja...