domingo, mayo 17, 2009

Guillermo Padrés en mi día de descanso

El ritual del domingo es bastante sencillo. Desde niña lo aprendí a la perfección en casa. Las reglas del juego son claras; uno debe aguantar lo más que pueda en la cama. Cuando el cuerpo empiece a inquietarse uno debe hacer un viaje al refrigerador y alacena para abastecerse de todo aquello que piense aguantará más tiempo a la temperatura ambiente. La comida y bebida recolectada se coloca estratégicamente al rededor del lugar de reposo, ya sea un sillón, una cama o un "tenderete" en el suelo, no importa, siempre y cuando estos estén frente a un televisor. Así, con un pacífico movimiento del brazo podemos alcanzar el alimento, el control de la tele y los aparatos que la acompañan, el teléfono, el celular y si la suerte y la economía nos permite tenerlo, el control del aire acondicionado.
La finalidad es moverse lo menos posible; solo a los llamados de la naturaleza y a reabastecer aquellos alimentos que debían mantenerse refrigerados.
Ya frente al televisor y con el control en la mano uno elige el "veneno" de su preferencia, ya sea surfear por tantos canales como su televisor tenga, escuchando documentales sobre cosas que curiosamente nunca serán tema de conversación con su grupo de amigos o (y esta es la opción que la que escribe prefiere) ver una de las tantas opciones para los zombies dominicales que no requieren mayor esfuerzo para su comprensión.
Esta rutina es la recompensa a una semana de cumplir con las responsabilidades correspondientes. Es un derecho si no es que hasta es una obligación desconectarse y descansar hasta rallar en la holgazanería.
Es por esto que la que escribe levanta esta queja. En este día tan importarte, tan deseado y tan merecido en mis rutinas semanales me parece un atropello, una invasión y una falta de respeto que Guillermo Padrés haya decidido irrumpir en 7 OCASIONES la serenidad de mi domingo con llamadas a mi hogar, a la privacidad de mi refugio, con llamadas para invitarme a un evento aquí en el puerto. Y no conforme con tal imprudencia, estas llamadas son realizadas por una grabadora que repite la dichosa invitación y que se activa automáticamente al descolgar mi linea; evitando así las merecidas mentadas y reclamaciones ante esta barbarie.
Sí, estoy molesta, estoy indignada, estoy frustrada. Guillermo Padrés me robó mi domingo. Ojalá la vida de la vuelta y un día esté yo en posición de regresarle el favorsito.
Por lo pronto y aunque no se para quien será mi voto para gobernar Sonora en las próximas elecciones, claramente le puedo decir que este mequetrefe entrometido e imprudente no estará entre mis opciones.

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