miércoles, abril 29, 2009

Dijo mi mamá que siempre no

Estos días la normalidad se tomo vacaciones y se fue a Japón. Así pareciéramos tener un letrero de prohibido a la entrada de nuestras vidas sin importar lo preparados o entusiasmados que estuviéramos ante el nuevo día.
Además de la infuenza, el virus de la paranoia y el caos se extiende rápidamente como si fuera un cerillo encendido balanceándose sobre tanques de gasolina.
Entonces no viene el crucero al puerto, ni habrá el festival del calamar, ni la reunión de motociclistas. La Expo en Hermosillo la cerraron, las clases se acabaron, las fiestas del Pitic tal vez no lleguen los eventos públicos se extinguieron y el contacto humano está contraindicado.
Los comienzos parecen finales y esta subida me agarró de bajada.
Los ladrones parecen estar trabajando horas extras, uno robando casas, otros abriendo carros y otros más decidiendo el futuro de este país.
La que escribe está de malas, como la mayoría de los residentes de esta paranoica nación y espera que pronto nos podamos sentar con un te chai y un cigarro a platicar de otros temas.


No hay comentarios: