Como llegaron se fueron. Eran cientos los inquilinos que invadieron nuestra cama. Además de mal educados (hasta la fecha no se sus nombres), eran gandallas, posesivos, conchudos y diminutos, mucho pequeños que un mosquito, lo cual hacía casi imposible su exterminio. No sabíamos que hacer ante tan inesperada visita y la verdad es que en las noches se hacía bastante molesta la sensación de sus minipatitas caminando sobre nuestras caras. Esa sensación se volvió una paranoia constante y ante el mínimo estímulo nos encontramos manoteando y sacudiéndonos sin miramiento. Intentamos fumigar, insecticida, lavar las colchas, voltear el colchón y nada, seguían regresando. Eran inofensivos, no nos dañaban ni a nosotros ni a las colchas, pero sí eran muy molestos y tenían una rara predilección por las almohadas. Y ayer de pronto, después de sacudir y tender la cama, se fueron, así como llegaron. Aunque al parecer nos dejaron un tic nervioso, un par de dudas sobre su especie y una ligera paranoia prenocturna.
2 comentarios:
... bed bugs? =O
Nop, ya googlee bed bugs y no se parece a eso, más bien se parece a un bobito. =/
Publicar un comentario