jueves, junio 05, 2008

De las veces que no soy

Me subí a mi auto con nada más que un poco de dinero en la bolsa del pantalón y mi disco de Serrat y Sabina. Prendí las luces todavía un poco confundida por el día que parecía salido de la dimensión desconocida. No sabía a donde dirigirme, poco a poco se me fue acabando el puerto y empezaba la carretera; decidí tomarla. Conforme avanzaba pensaba en las cosas que me faltan por hacer, cosas sencillas, cosas para mí. Pensaba en llevar al chuckles a la playa de noche cuando no hubiera gente, sentarme sola en la arena y verlo corretear alrededor. Pensaba en llegar en autobús a una ciudad desconocida sin un plan. Pensaba en saltar de un avión, subirme a un tren, regresar a Magic Mountain, conocer San Francisco. Sé que tengo a mi alrededor un montón de personas que me quieren y lo aprecio pero atesoro mi soledad, las cosas que hago por mí. Decidí entonces tachar algo de mi lista; me fui sola a un bar, me senté en la barra y me puse a platicar con el cantinero (Mike). No había pasado mucho tiempo cuando ya conocía a todas las personas que estaban sentadas a mi alrededor. Ivonne, la mesera que sin esperarlo me platicó de sus problemas, su familia y sus sueños, Cuauhtémoc; el comensal a mi izquierda que se dedica a la costrucción, que pesca, hace kayak y que tiene un par de hijas a las que les gusta el snorkeling. Mike que tiene una colección de tarros de cerveza (tipo alemán) que sus amigos de Estados Unidos le han ido regalando, le gusta pescar pero no es bueno en eso y conoce a María que se fue a Japón. Conocí a un personaje al que le llaman la chimoltrufia (gerente del bar) que según lo que cuentan bien podría ser la bruja de esta historia. Y en el centro yo, con un Jack en las rocas observando, escuchando y casi olvidando por un momento que al abrir la puerta de ese bar la realidad me esperaba como la madre que espera en la puerta a que el hijo regrese. Anoche me fui, y por un par de horas dejé de ser. Hoy soy de nuevo, pero tal vez encuentre el equilibrio y pueda caminar sobre la linea para así ir tachando una a una las cosas de mi lista.

5 comentarios:

Natchío dijo...

Hola! Ah poco vives en Guaymas? Saludos Ale! Besos!

Ale dijo...

Pues si, ahora soy porteña =) Lo que te comentaba de la galería es muy enserio, si te interesa mandame un correo a alecaricatura@gmail.com para ponernos de acuerdo. Así siento que no estoy ni tan lejos de allá. Besos!

Natchío dijo...

Yastás!

La pequeña dijo...

supongo que es de familia.

Personalmente, a mi tambien me gustan los largos ratos de soledad. Solo que yo no tengo el poder de desision como tu. lo mas que hago, es imaginar e imaginar, y dejarme llevar por los sentidos que no existen.

A veces querer estar sola se vuelve una necesidad que no me deja estar en paz. Asi que trato de disfrutar al maximo los momentos a solas.

En teoria, suena bien. Pero a veces se me dificulta poder tirarme en la cama, cerrar los ojos, escuchar alguna musica en el fondo, y simplemente, imaginar, ser yo.

Bueno.. ya se extendio esto xD

suerte y cuidado con el chukles, que no se escape XD

at. Yurira

Ale dijo...

Si es de familia. Se lo atribuyo a que somos muchos y son pocos los momentos de solitud que tenemos. Pero que ricos son; esos momentos en los que toda decisión viene de ti y no te afecta más que a ti. Es el egoismo que se saborea y se disfruta. Ya te llegará el tiempo y la manera de encontrar esos momentos. Yo los empecé a tener a los 23, cuando me fuí a vivir sola.
Besos prima!