sábado, octubre 20, 2007

Recuerdos raspados

Ayer al intentar salir de mi casa por un asunto urgente de trabajo me di cuenta que no tenía mi copia de las llaves de la casa. Pensé con gran seguridad salir por la puerta del patio; asi que con el taxi esperando frente a mi casa cerré la puerta de la entrada, salí y detras de mi cerré también la puerta de la cocina. Mientras el chuckles (mi perro) me observaba con la cabeza de lado salí decidida a abrir el portón que da del patio a la calle para salir a mi destino. Y como la canción "la puerta negra" parecía estar remachada, yo tiraba de ella con todas las fuerzas que da la deseperación de saberte atrapado y entre más movía de aquella negra e inflexible guardiana el chuckles corria de un lado a otro como adivinando mi frustración. Recurrí a gritar "señor del taxi!" (un grito poco común) a lo que el amable hombre respondió con un certero "eeeeit". Así fue que este caballero de armadura de taxista empezó a patear la puerta para rescatarme de mi autoprisión, creo que un poco por no haber dado esa vuelta en balde. Al ver que nada funcionaba recurrí al último recurso de una mujer de tantos kilos entaconada y arreglada para una cita con el cliente más importante que tenemos; como pude y rascando en el fondo de la memoria de mis aventuras infantiles me subí a la barda. Ya sobre la ingrata puerta negra recobré el miedo propio de mis 28 años a la caída de lo que parecía tres metros de altura. Mi rescatista seguía dándome ánimos como una porrista en un juego de viernes por la noche. Entonces y con la fe que este desconocido me tenía me lancé y salí de ahí sin mayor percance que los brazos raspados, la ropa empolvada y una gracioso recuerdo para el cajón de mi memoria.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Que te puedo decir, prima? Apenas a ti te pasan estas cosas... AleAventuras! =P y a todo esto, como te fue en la cita de tu cliente? =O

Ale dijo...

¿Porqué no podré ser una prima normal? Bueno, piensa que si no me pasaran estas cosas mi blog no existiría, jeje. Con el cliente me fue muy bien, sirvió mucho que haya llegado para adelantar trabajo. Me da gusto que tengas internet el el pueblo lejano olvidado de la vista de Dios (notese el tono sarcastico envidioso de tu merecida aventura) y espero que me puedas contar de muchas fiestas y borracheras de por allá. Un beso.