miércoles, diciembre 17, 2008

La prensa y el efecto Britney

Desde hace un tiempo nos hemos vuelto consumidores voraces de la prensa. Nos queremos enterar de todo al momento y con el más mínimo detalle. Cuando Britney empezó su rápida y escandalosa caída, no importaba si consumiésemos su música o no, la cantante se volvió meramente un espectáculo cubierto las 24 horas por la jauría de fotógrafos y camarógrados que buscaban la última foto antes de lo que parecía su inminente muerte. Pero el efecto Britney se propagó al resto del espectáculo, a la política, a las noticias y al último rincón de la prensa. Así que vemos las noticias locales, nacionales y (el que puede) internacionales al mismo tiempo que consultamos los periódicos en línea y buscamos los videos en youtube. Pero la cosa no termina ahí, resulta que ahora los productores de las fuentes de información nos dan el espacio a usted y a mí para soltar cuanta tontería nuestra verborrea desee. Entonces, no importa que tan mal o poco informados estemos, nos sentimos con autoridad de emitir juicios y aseveraciones del caso. Es una desilusión para esta comunicóloga ver que el cuarto poder es rehén de los intereses de unos cuantos sumado a las masas que menos saben. Esta combinación es tan peligrosa como la de un idiota armado (sin agra al ex-presidente vecino). Esta vez la noticia pegó cerca de casa y creí prudente expresarme solamente en la tinta, en este que es mi refugio, aquí donde solo usted y yo estamos. Y por mi salud mental y la preservación del espíritu navideño me he propuesto no leer ni ver noticias hasta el próximo año"blissfully unaware". Así que si usted me conoce en persona no se extrañe que no sepa quien es la siguiente Silvia Vargas, ni si decidieron cerrar o no a la Ford. Este mes yo no se nada así que a mi que me esculquen.

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