lunes, septiembre 08, 2008

Ave de mal agüero

No era una ocasión especial aunque lo parecía. Estábamos todos sentados frente a los chiles en nogada (especialidad de la casa) cuando Eva nos platicó sobre su hermana. Ese personaje que no tendría nada de peculiar si no fuera por su marcada predilección para ser portadora de malas noticias.
-Se murió el tío Pancracio- le decía a cuanta persona atravesaba el portal de su casa. Paciente esperaba al lado de la puerta a que su audiencia fuera creciendo para repetir una y otra vez la noticia cada vez mas "compungida". Las carcajadas se nos escaparon ante la incredulidad de que tal personaje existiera.
Sin embargo recordé esta historia al estar viendo la tele. Por alguna extraña razón megacable decidió no hacernos contrato ya que el inquilino anterior los abandonado sin pagar la cuenta y Sky nos exige 1 año de fidelidad, ese concepto que reservo solo para mi pareja. Así que surfeando por tooodos los 3 canales con los que cuento noté que, al igual que la hermana de Eva, reporteros, periodistas de espectáculos y conductores se relamen los bigotes ante las malas noticias.
En ambas televisoras se escuchaban las frases se murió, lo mataron, quedó devastado, la tragedia, la corrupción, la impunidad. No se vaya, no le cambie. Y al regresar... ¡más desgracias para su entretenimiento!
Lo mismo pasa en los programas de revista y espectáculo donde sueñan con el momento que se repita una noticia como la de la muerte de Lady Di, como las notas que daba Britney, o ya de perdida como el escandalo de Bobby y Niurka.
Entiéndase con esto que no estoy en contra de la libertad de expresión ni de su derecho a ser informado, lo que molesta es el gusto de nuestros comunicadores, que para desgracias de este país al que tanto quiero, son líderes de opinión.
Salgase de la mala onda. Haga como Eva que al llamar para preguntar por la salud de la prima Hortensia y le contesta su hermana cuelga el teléfono.
Si tiene cable, cámbiele, hay tantas cosas que podrá encontrar que le nutran su positivismo. Si no, apague el televisor. Tal vez se lleve una sorpresa y descubra que se divierte más platicando con el que tiene al lado que escuchando a López Doriga/ La Chapoy/ Galilea y esa lista interminable de aves de mal agüero.



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