
Hacia calor y
dábamos vueltas buscando algo que hacer en domingo en la tarde, algo que nos matara a esta mendiga rutina que a veces se quiere instalar en mi casa. Así llegamos al
delfinario donde encontré a estas 2 hermosuras con las que, después de disfrutar de su
show, nos pusimos a jugar por la ventana. En exclusiva (ya que el resto de la gente estaba
viendo un
show que nosotros ya
habíamos visto) este par de amigas nos observaban, daban piruetas, se paseaban y hasta parecían
reír con nosotros. Esas sonrisas recargan mi día.
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