Todavía no es fácil transitar por las calles del puerto. Hay un boulevard que tenemos que tomar todos los días que está tan dañado que se improvisó un camino sobre la banqueta. Es por esto que solo salimos a lo más indispensable. Siento que aún no estamos preparados para que lleguen los cruceros. En la cuenta regresiva ya se marcan solo 32 días; la ciudad aún no funciona en su totalidad, la actitud de los lugareños no ha dejado de ser de rechazo a lo desconocido y el servicio al clientes es más que lamentable... ¡Mis pastillas! Aunque esta es una excelente oportunidad para los que se pongan las pilas y den buenos servicios. Por mientras seguiremos pensando... ¿Que le diremos a los turistas cuando lleguen? Tal vez una buena idea me regale unas vacaciones en uno de esos cruceros de once días y diez noches. ¡Ya me vi!
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